Estos recuerdos –breves, de paleta y pinceladas a bordo del corazón– son de un Solano vivido directamente por mí o trasmitidos de primera agua por otros protagonistas. Todas las situaciones contadas aquí son verídicas, cruzadas sin duda por los colores del tiempo y la bondad de la nostalgia. Otras más podrán seguir escribiéndose. Cada uno tendrá las suyas para evocar al calor del mate o la ronda familiar. Los primeros pobladores podrán sobreimprimir todo lo que se rememore, desde su particular visión, lo propio de su universo y percepción personal del Solano remoto. Las experiencias del origen de todo un pueblo no se agotan; se reproducen magníficamente en la experiencia colectiva. De manera que lo relatado aquí sólo pretende ser una semblanza multicolor, a veces con un tono de oda poética, jirones de la mirada tierna, y no una reconstrucción histórica minuciosa, como sí lo es de alguna manera mi libro anterior donde se aportaba documentación de archivo y proponía inevitablemente un alejamiento de la experiencia personal.