María Cristina Di Landro nació en la República de La Boca, en el mes de abril de 1948. Un amanecer del otoño cuando los arboles se iban vistiendo de dorado y las plazas comenzaban a recibir las hojas que formarían una alfombra mágica de distintos colores. Actualmente vive en San Telmo, unido a su barrio natal por la bohemia artística de sus habitantes y por sus calles plenas de poesía, misterio e historia.Siendo muy pequeña, comenzó a introducirse en la poesía de la mano de su hermana Luisita, más tarde, continuó en el Conservatorio Beethoven estudiando declamación con Blanca de la Vega. Todo eso caló muy profundo en su alma, al punto que, con apenas 11 años, escribió su primer poema y desde entonces, ese espíritu nunca más la abandonó. La poesía y ella fueron creciendo juntas.La autora nos dice: “Escribir para mí sigue siendo hoy un acto milagroso. Sólo puedo decir que hay momentos en que las palabras se apoderan de mi alma y no me abandonan hasta que no las haya depositado en el puerto seguro del papel.La intimidad con la naturaleza, el silencio, la vida, todo el misterio que me rodea aún en los momentos más oscuros, hacen que broten en mí las palabras.Mi poesía es simple. Es eso que ustedes, queridos lectores, acaso leerán. Sin secretos, sin encrucijadas”.Hoy, después de muchos años decidió publicarlas. Si solamente un poema hace que se conmuevan, habrá concluido su tarea.Para decirlo en palabras del gran poeta Rudyard Kipling: “Los poetas viven en algo así como una tierra de nadie, a medio camino entre la realidad y el ensueño”.Quiera Dios que en ese ensueño alguna vez nos encontremos.