¿Por qué, como quitarle fundamentos a la voz de la historia, potente, según se aprecie, como olvidar lo duramente aprendido, como ignorar tantas caricias de patios perfumados? Así nació “Cuentos entre amigos”, de la recopilación de pasajes reales a veces, de una vida dedicada a aprender con paciencia. Respeto y honra a ciertas memorias. No mucho más. Cuentos entre amigos bien pudo ser Cuentos Sencillos, porque esa fue la única intención. Reflejar como en un infinito espejo, un barrio que ya no existe, o en todo caso, hoy es absolutamente distinto y distante. Es cierto, el olvido no existe, pero alguien tenía que hacerse cargo de sellar algunas grietas que el tiempo impone. Es mi modesta propuesta.
Acabo de cumplir setenta años. Muchos, afortunadamente. Nací en julio de mil novecientos cuarenta y seis, en Villa Urquiza, Capital Federal de la República Argentina, pero me cobijó cuando pequeño, Ituzaingó, cuando suburbio. Apaciblemente, a ese barrio viaja siempre mi memoria, allí forjé mis callos de vivir. En ese barrio, aún, viven fabulosos e inolvidables fantasmas amados.
RG.