Todos sabemos que leucemia es una palabra muy triste que deja atónitos a los padres cuando reciben la noticia. Se sienten totalmente indefensos, ya que escapa a sus manos la posibilidad de quitar a sus hijos de esta situación. Lo único que les resta es acompañar a los niños en la lucha, y la mejor manera es a veces introduciéndolos en un mundo mágico donde ellos se sientan protagonistas.En mi experiencia como técnica en radioterapia pude observar a muchos niños y niñas que padecían este mal, y en la aplicación del tratamiento se invitaba al niño a jugar para así poder quitar de su mente todo miedo a lo desconocido. De esta manera se los introducía en un mundo de fantasía, acompañando a sus padres en este duro momento, tratando también de darles un poquito de esperanza de que las cosas podían salir bien más allá del desenlace y la patología.El niño debe sentirse protegido y acompañado en su realidad, pero sin dejar a un lado el hecho de que es un niño y vive en una fantasía.Ofrezco en este cuento la historia de una niña que padece leucemia y ella, como tantas otras, sueña con ser una princesa.Esperanza es una niña que siente que perdió su belleza al perder el cabello y que por esto no puede ser princesa, pero el hada blanca enviada por la Luna le demuestra que existe un mundo en el que hadas y princesas son bellas sin necesidad de tener cabello.