“Toda herida es una marca, una huella que permanece silenciosamente en nuestra alma, estamos atados a ella como una pieza invaluable que debemos conservar, a veces nos ocupamos de mantenerla oculta a los ojos de quienes nos rodean y otras veces la herida queda envuelta en un trapo oscuro y debajo de mil capas, invisible a nosotros mismos.Una herida puede dejar marcas físicas, sellos permanentes en nuestras emociones, en el modo de responder a la vida o bien efectos psicológicos, por momento todo sucede sin que lo propongamos, acude a nosotros sin invitación previa, sacude la memoria, las acciones, afecta nuestras relaciones y nos enferma…Las heridas duelen, lastiman, laceran, sensibilizan, ahogan, vulneran pero también liberan, fortalecen, enaltecen, rescatan, redimen, despiertan.¿Cuál es la estación del año que me recuerda una pérdida insondable, un fracaso, una mentira, una frustración, un desengaño, un dolor?Tengamos el convencimiento de que todo lo demás vendrá por añadidura, si están en esa tenue vibración de búsqueda ineludible de respuestas, me alegrará profundamente porque significará que podremos transitar este libro amorosa y serenamente y lo más importante evitando criticar, juzgar, o adjetivar cualquiera de los acontecimientos vividos. Que podamos mirar nuestra vida con nuevos ojos de asombro y dicha, para realizar los cambios que sean necesarios, que podamos en comunión enaltecer las virtudes de nuestros ancestros y corregir aquellas zonas oscuras que aún habitan en nosotros. Que todo sea para el mayor bien.”