Durante muchos siglos, la Iglesia ha caracterizado a Dios, como un Dios que vigila, controla y juzga. Se personifica a Dios como un hombre, cuando los textos también hablan de que ama como una madre, que tuvo dolores de parto, y varias citas donde se describe con características femeninas. Más allá de su vida y ministerio, cuando se recopilan los hechos y enseñanzas de Jesús hay mucho ocultamiento de las mujeres por parte de los escritores bíblicos, pero eso no significa que no hayan estado en su ministerio. La fe puede ser un gran facilitador para una persona que se encuentra o está buscando salir de situaciones de violencia. Aquí el problema no es la fe, sino la interpretación que se hace de los libros sagrados.