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Barcia, José Eugenio

José Eugenio Barcia nació en Rosario en 1937, hijo de inmigrantes españoles. 
Cursó sus estudios secundarios en el Instituto Politécnico Superior de su ciudad, dependiente de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional de Rosario, y sus estudios universitarios en dicha Facultad, donde obtuvo el Título de Ingeniero Mecánico y Electricista en 1965.
Fue profesor en dicha casa de estudios en asignaturas de su especialidad. Trabajó como Consultor en diversos países de América como Jamaica, Bolivia, Uruguay y Perú, en proyectos de transmisión y distribución de energía eléctrica rural y urbana. En Argentina trabajó en importantes proyectos de trasmisión de energía en alta y muy alta tensión, y tuvo un dilatado desempeño en electrificación rural. Publicó trabajos de su especialidad en Congresos Nacionales e Internacionales y la mayoría de ellos en la Revista de la Asociación Electrotécnica Argentina.
Pero al margen de su actividad profesional, siempre estuvo preocupado por el rol del hombre y la humanidad como especie, en nuestro minúsculo planeta. En tal sentido, publicó en 2010 el libro “El suicidio del hombre”, que es un estudio de la alteración brutal de las condiciones físicas que la acción humana está ejerciendo sobre el ambiente. 
Este segundo libro, doce años después, resulta entonces un catálogo de las catastróficas consecuencias que ya sufre el planeta por razones antropogénicas. Plantea, además, acciones que la especie no puede diferir para impedir que la situación llegue al punto de no retorno, entre las que se encuentra la sustitución de las energías fósiles por renovables, que va a constituir un enorme desafío político, económico, tecnológico y social, y paradójicamente también ambientales, con pronóstico sombrío. 
Adicionalmente, es un “libro de quejas” sobre el comportamiento de nuestra especie, que, aunque nos auto titulemos “sapiens”, no tenemos el control de nuestro destino. Seguramente muchos habitantes de este abigarrado mundo comparten la incomodidad del autor de sentirse rodeado de tanta tontería, banalidad, injusticia, indiferencia, guerra, codicia. Este documento es producto de un impulso irresistible del autor de decir que esta “civilización” debería subsistir y para ello debe ser mucho mejor. Sería ignominioso que la maravillosa vida que surgió en este infinitesimal oasis de este infernal universo, y que hasta ahora no parece tener paralelos, corra peligro de extinción, dados todos los recursos que la ciencia ha desarrollado con nuestra inteligencia.



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