Los relatos que nos presenta el autor no son suaves ni armoniosos, por el contrario, son duros y de aristas filosas. Durante el recorrido de estas páginas pueden aflorar diversos estados emotivos, pero seguro también surgirán las trazas pertinentes a las profundidades del alma, de modo que conforme se avance en la lectura, ésta se tornará cada vez más indispensable para el ávido lector. Personajes testimoniales y conjeturales, simples, complicados y no tanto, nos plantean sus vivencias desde los recuerdos, pasiones y esperanzas, pero también desde la irracionalidad y el desconcierto. Algunos se descubren en sus propios paraísos, en sus temores y asombros; otros como Juan Cruz Luzuriaga y Lautaro Pernía, se abruman en melancólicas encrucijadas. Nos esperan diez cuentos que describen sus propias y originales historias. Historias que sin dudas, merecen ser contadas.