“Pan y Queso” plantea dos épocas bien divisibles pero perfectamente conectadas: nuestra infancia y nuestro presente.Nadie puede negar que en la década del sesenta se vivía con más seguridad, la familia estaba más unida y los lazos de amistad eran más sólidos. Eso se extraña...Sin embargo, si reflexionamos sólo un poco sobre algunas carencias de aquella época -unas incipientes y otras bien declaradas- como el delgado presupuesto destinado a la educación, a la salud y al orden público, así como, por otra parte, la indiferencia o desinterés frente a los atropellos de gobiernos puntualmente no elegidos por el pueblo, bien podríamos decir que se comenzaba a hipotecar un futuro que no tardaría en llegar... nuestro futuro y el de las generaciones siguientes.Definitivamente, una generación deja huellas sobre las que vienen, por eso creo que la nuestra debería recobrar esos derechos y responsabilidades básicas para que haya en marcha una esperanza. Tal vez debamos ser menos “piolas” y más respetuosos del bien común, a riesgo de ser caratulados como “ingenuos”.Dejarle un futuro distinto a nuestros hijos y nietos debería ser de carácter obligatorio. Carlos Mayotti