Lidia Balbi busca, en la veintena de cuentos –de originalísimos cuentos– que integran este volumen, variar lo trivial, dar al lector entonces el placer de una buena lectura, que cierre el círculo del placer con que ella –se nota– dio vida a estas historias. En Los cuentos de la Tía Lidia, la única uniformidad es la estilística. El eclecticismo, la heterogeneidad de los relatos, no obsta a que se observe nítida la impronta personal de la autora en cada uno de ellos. Así, “la Tía Lidia” nos deleita con relatos fantásticos, dramáticos, irónicos, poéticos; nos lleva del suspenso a la angustia, de la venganza a la ternura, de la emoción al horror, de la ciencia-ficción a la cruda realidad de situaciones de indudable actualidad.