“Voy a contar la historia de un joven, que hace más de 40 años, creía que la vida era reconocer los acontecimientos y transformarlos en letras.Sus días se limitaban a momentos frente a una máquina de escribir, imaginando que el mundo pasaba por su mente y expresándolo con palabras escritas.Llegó un día, en que alguien, se acercó a él para leer esos poemas y lo invitó a que fueran publicados.Ese “alguien”, terminó siendo, un “alguien” importante en el mundo de los artistas, que se llamó Esteban Mellino.Su primer libro se llamó “Crucifixión 70”.(1971) y tenía 17 años”Así, llegó un abril de 2009, a los 55 años, en que un ser maravilloso, frotó en mi corazón y volvieron a aparecer las letras olvidadas.De esa forma, estallaron las frases y las palabras.Cada emoción y cada sentimiento, encontró un lugar, en mi manera de decir las cosas.Así nació este nuevo proyecto, después de 40 años.En él, hay trabajos de aquel primer libro, (“Yo-Tu-El-La Calesita”, “La Lluvia”, “Santa Fe” y “Vivir mi Sueño”),como un homenaje a ese joven, que creía que la vida era solo componer canciones y escribir poemas.Cosas de esa juventud, “Carta a un Hermano Uruguayo” “Oh, Mi País” y “Profecía” que nunca fueron publicadas.Y también, todo lo que he escrito, desde ese día, en que volví a creer que desde el corazón puedo sacar poesías…Hay formas escritas, para describirme en el camino de mis soledades y también, poemas de amor…El amor…, siempre en primera persona.En este nuevo camino de mi vida, fue el detonante que rompió ese caparazón que estuvo construido durante tantos años.Desde ese amor, es que he vuelto a escribir.Un amor, para amores que ya no están.Un amor, para amores que no me entendieron.Un amor, para amores lejanos y otros amores, que merecían un homenaje de amor.No es casual el título de mi libro.Es el amor reencontrado, el que me ilusiona con mi deseo, de poder fundir la prosa y la poesía y darle forma, a esta manera de expresar lo que siento.Y también, para mi nuevo amor de hoy y ojalá, mi amor definitivo, a quien seguramente le dedicaré mi eternidad.