Después de interminables fatigas, en el límite de su resistencia y a un paso de abandonar la fe en su señor, Sancho Panza interroga a Don Quijote: ‘¿Que tal si jamásfue alumbrada doncella alguna con el nombre de Dulcinea, en estas tierras ni en otras? ¿Como nos vería el mundo si al cabo de tanto peregrinaje y luchas libradas en su honor, un día se descubriese que ella no existe?El Caballero Andante impugna la realidad del escudero con esta verdad: ‘Lo que demostrará quiénes somos no esla existencia de Dulcinea, sino nuestra decisión de seguir buscándola’.El buen lector podrá sentir, en las voces de los autores de esta Antología, cuánto se rebelan contra las mezquindades del pragmatismo a lo Sancho, y de quéforma proponen, si no hallazgos para la posteridad, al menos unas apasionadas búsquedas dignas de compartirse y disfrutarse.