Cuando Dios nos creó, podría haber formado robots y programar un chip con una orden, para que a una hora determinada, todos nos arrodilláramos ante él y le dijéramos: “Hola Dios”.Todo lo contrario: él es tan respetuoso, que nos dio libertad para elegir amarlo y seguirlo. Nos amó primero al respetarnos, al punto de esperar con toda paciencia nuestra reacción a su llamado.Este libro te mostrará que su amor es inagotable e incondicional, que te diseñó con propósito, que está totalmente interesado en que seas feliz con su compañía y que contagies a muchos.