Alejandro Rojo Vivot con su libro “Acceso a la información pública en ciudades democráticas, justas y sustentables” amplía y diversifica su labor ensayística en la materia, integrándose a “Ciudadanía”, “Voto Nominal”, “La corrupción siempre es perversa” y “Acceso a la información”, sumando unas 2.500 páginas que se complementan entre sí, incluyendo unas 2.700 referencias. Su perspectiva es América, continente en donde ha trabajado asiduamente, tanto en zonas muy empobrecidas, atravesadas por violencia armada, como en universidades, organismos internacionales, gobiernos locales, regionales y nacionales.En esta obra suma más de 700 referencias bibliográficas y documentales, procurando ampliar las visiones de los análisis como la difusión de disímiles puntos de vista y diversas experiencias, empleando unos 65 recortes periodísticos de 16 medios con orientaciones editoriales muy dispares, de varios países, con las limitaciones propias de la bastedad inconmensurable que existe por el ejercicio de la libertad, bien alejado del pensamiento único. También en uno de los anexos el autor incorporó una primera recopilación y ordenamiento de más de 100 publicaciones relevantes, atinentes al acceso a la información publicadas en español.A esta obra se la puede leer de corrido u optando por algunos capítulos según el interés de cada uno, recordando que fue escrita desde el accionar cotidiano, por casi cuatro décadas, procurando aportar información y reflexiones que contribuyan al desarrollo del conocimiento y del debate de ideas y propuestas, atento siempre para alejarse todo posible dogmatismo. El ensayista, una vez más, busca ser de utilidad reiterando que son sólo algunas ideas, constataciones y opiniones que se presentan al conjunto de otras muchas de real valía.Parte de estas páginas fueron elaboradas teniendo como base los apuntes empleados en decenas y decenas de talleres y conferencias que brindó, bregando siempre para que la mayor cantidad de personas y grupos amplíen sus respectivas capacidades de gestión en cuanto al ejercicio de todos los derechos, sin distingos de ninguna naturaleza, tal lo establecido por la Declaración Universal de Derechos Humanos (UN, 1948).El acceso a la información es un derecho fundamental en sí mismo y necesario para ejercer otros como el monitoreo cívico de los poderes públicos, la participación eficiente en audiencias públicas, consultas populares y banca del vecino, coadministración o control de los servicios públicos entre otras oportunidades. Las deudas son muchas entre las marañas del secretismo, la falta reiterada de las memorias y balances de las empresas del Estado, los acuerdos y contratos inauditamente secretos del sector estatal, transferencias reservadas de dineros de los contribuyentes a organizaciones privadas con fines públicos, clientelismos partidario con recursos ajenos, etcétera.En disímiles ciudades, regiones y países existen muy altos niveles de corrupción e impunidad como de fragmentación social además, frecuentemente, el empleo de voluminosos recursos recaudados por los impuestos y retenciones originados en el trabajo de millones de individuos, son apropiados venalmente y transferidos aberrantemente a actividades privadas de interés de quienes fueron elegidos por los electorados para administrar y legislar buscando generalizar el bien común.También es cierto que existen muchas y muy variadas experiencias de desarrollos ciudadanos, en diversidad, con visiones integrales de sus respectivas comunidades que, con inteligencia, perseverancia y honestidad, sin nefastos personalismos, bregan por el bienestar general del bien vivir de todos.
