Todo hecho artístico obedece a una búsqueda interior, respuestas a preguntas que la vida y cada una de sus circunstancias van generando y que la obra intenta responder.
Frases oídas al paso, historias que parecían olvidadas, uno mismo siendo testigo de momentos que, aún siendo triviales o efímeros, inspiran al espíritu creativo que no puede evitar “parir” la obra, ya sea en palabras, en imágenes o en sonidos.
Creo que uno escribe no solo para ser leído, sino para poder leerse.
Porque todo aquel que crea, manifiesta en lo que ha creado no solo aquello que conoce y que se muestra a la luz, sino también, inevitablemente, lo que guarda en lo profundo, esperando una hoja en blanco para poder mostrarse.