“Estas son anécdotas realmente vividas durante mi carrera profesional, les agregué un poco de sal para aumentar su impacto humorístico, pero certifico que realmente ocurrieron. El lenguaje que utilizo, así como las expresiones en todo el libro son mios, quise que al leerlo se escuchara también mi voz, con las palabras que corresponden, no son malas palabras, son mis palabras, no soy un un falso que pretende dárselas de intelectual o literato, desde ya que no lo soy. Me considero un hombre común, sencillo y con muchas ganas de compartir cosas lindas, especialmente buen humor y mucho afecto, y qué mejor forma de hacerlo que escribiendo. Además me lo pidieron mis propios amigos, que gracias a Dios, son muchísimos. Aquí está, espero que se rían conmigo. Y recuerden que, prestar libros es perjudicial para la salud”.