¿Alguna vez te preguntaste acerca de tus orígenes?

¿Alguna vez te cuestionaste si todo aquello en lo que creías era cierto?

A lo largo de los siglos nuestra historia se fue perdiendo, modificando, siendo influenciada por la política y diversos intereses. Como consecuencia, existen hoy más de 4.000 religiones que tienen su propia versión de los hechos, así como científicos de muchas especialidades, arqueólogos y antropólogos que tienen otras. Pero la Historia no puede ser más que una.

Cuando el antropólogo anglo francés Austen Henry Layard descubre en al año 1847 la mítica ciudad de Nínive, la capital del Imperio Asirio, tenía solo 30 años. Hasta ese día no se tenía una sola prueba de su existencia, salvo por los relatos bíblicos y algunas referencias griegas. Al desenterrar la Biblioteca de Asurbanipal, nuestra historia comenzó a revelarse. Aguardaban, en este edificio, más de 20.000 tablillas de arcilla, ladrillos y figuras esculpidas con escrituras cuneiformes que tenían al menos 6.000 años.

Llevó más de 20 años aprender a traducir ese lenguaje desconocido. Al lograrlo, las historias escritas eran increíbles.

Contaban sobre una época donde los Dioses llegaron a colonizar la Tierra, se asentaron, crearon magníficas ciudades, palacios increíbles, pirámides, observatorios, obras de arte y al hombre.

También, que poseían una tecnología superior a la que hoy gozamos.

Estos Dioses, que alguna vez caminaron entre nosotros, un día se marcharon dejando su legado por todo el planeta. En sus edificios, sus esculturas y sus objetos, están sus enseñanzas.

El Arquitecto Eduardo Gustavo Rodríguez Drimal recorre los más antiguos centros de las civilizaciones en búsqueda de respuestas. Comparando los relatos de distintas religiones, va investigando sus costumbres, sus técnicas de construcción, su logística y sus secretos para encontrar los puntos de coincidencia que logren, algún día, llegar a la verdad. A la única Historia unificada que nos cuente cuales fueron nuestros verdaderos orígenes.