Una historia de superación, una convocatoria a la esperanza, un modo de perseverar. De eso se trata “Tribuna de vida”. Es la encarnación en una persona común de un país que alentó hasta mediados del siglo pasado la movilidad social ascendente, y no descendente, como en nuestros días. 
“Tribuna de vida” relata alentadoras experiencias que contrastan con el pesimismo que aturde a los argentinos. Se inicia con el arribo de los padres del autor al país, tras un doloroso desarraigo de Siria y el Líbano. Describe el azaroso ingreso de Eduardo Ahmar Dakno en La Nacion, sin contactos, ni padrinos; narra momentos imborrables en la Redacción, hasta su retiro como jefe de Deportes.
Revive el más exitoso y más fustigado ciclo del fútbol argentino: de México ‘86 a Italia ‘90. Desanda los días de gloria de Maradona, los mágicos años del tenis de Gaby Sabatini y revela el rol de Grondona en la fuga de 80 millones de dólares de la FIFA.
“Tribuna de vida” excede el deporte. Muestra la cara de la Argentina de fiestas clandestinas, de piquetes, de “funcionarios que no funcionan”, de la grieta dentro de la grieta, de gobernantes que se dedican a espiar e incumplen las promesas de acabar con la inflación y la pobreza.
En las antípodas están obreros y maestros, estudiantes y empleados, empresarios, profesionales y científicos, paradigmas de un país sin odios, del que los jóvenes quieren irse. Son quienes nos pueden sacar de la ciénaga en que nos sumergieron políticos incapaces, inescrupulosos y corruptos.