Nací en CABA, en 1947, pero esto no acaba así. Me crié en Avellaneda, la rosa del Conurbano, salvo mejor opinión. Cuando nací, mi madre no estaba en casa, por lo cual me ligué el primer reto de mi corta vida, suscitándose entonces el siguiente diálogo:
–“Mamá, ya nací, y a ver quién me va a dar la merienda…”.
–“¡Que sea la última vez que nacés cuando yo no estoy! Es peligroso. ¿Ya te pusiste el talco?”.
–“Sí, lo saqué del estante ese de la cocina. ¿Por qué?” (Acababa de inaugurar la edad de los por qué y de ahí en más, ya no pude detenerme).
–“¡Imbécil! Ese es el pan rallado…”.