El libro que el lector tiene entre sus manos despliega un haz de sentimientos cuyo origen se encuentra en experiencias vividas, pero también, en parte, imaginadas para dar forma a una concreción literaria. Evidentemente, no es el autor quien puede juzgar el valor de la obra; ello compete a quienes la lean.Discurrir del corazón busca ser un espejo de la vida, que se relata con sentimiento profundo y sincero. Del texto fluyen poemas e historias. Estas se narran con veracidad aunque incorporan, por cierto, elementos imaginarios debidos al tiempo transcurrido desde el momento en que los hechos se produjeron. La obra fue escrita buscando dar a cada vocablo y a cada estructura su valor. Si tal propósito y efecto llegan al lector y no lastiman a nadie, Discurrir del corazón habrá cumplido con su meta y su autor quedará gratificado, colmado de felicidad y eternamente agradecido.