Todo comienza con la promesa que una hija hace a su padre ya anciano. Hacer el libro de las aventuras que él había vivido, en el mejor lugar del mundo, Enguera, su pueblo en las sierras de Valencia, España. Ambos cruzan a diario, en sus mentes y corazones, un puente imaginario desde Buenos Aires a Enguera, riendo y llorando, con sus corazones desbordantes. Después de siete meses, Enrique, de 85 años, sufre una grave enfermedad, su vida pende de un hilo (aunque ninguno de los protagonistas lo sabe). Y ya en el hospital, su hija, que comparte con él, 20 días terribles, aprende a conocer la verdadera esencia de su progenitor, sintiéndose ambos más cerca que nunca, compartiendo sus almas en bruto. Los dos tienen distintos sueños premonitorios, que insinúan un final. Llega el día en el que muere su padre, y ella se da cuenta en carne propia, de la finitud humana y el vacío en el interior, de los que quedan. Mira sus restos y sabe que él, su verdadero yo, su alma, su papi, se ha ido. Y va en su búsqueda, cruza el inmenso océano, y llega a ese pueblito de cuentos, entre romeros y tomillos, en las sierras valencianas. Finalmente descubre que nada tiene un final… que todo nos deja un verdadero aprendizaje… Solo se trata de nuevos comienzos.