Porque fue un gran autor y lo seguirá siendo. Lector ejemplar, deseoso de que así se lo recordase. Escritor con pulsión que pudo ir de lo intelectual a la barbarie; de lo profundo a la simpleza enseñó (dio señas) a miles de escritores siendo propensos al rápido olvido de todo. Deseo íntimamente que Jorge Luis Borges no llegue a padecer de este olvido nacional. Borges irriga para siempre el territorio cultural argentino y universal. Mi ilusión: que no haya muerto… para siempre.Jóvenes y adultos tenemos el gran compromiso de internarnos en sus páginas para gozar de sus certezas, principalmente literarias. Allí radica el gran compromiso con el desarrollo de la lectura en sí misma, para que se enriquezca nuestra capacidad de comprender y nuestro poder de comunicarnos consecuentemente: la escritura.La lectura por placer potencia no sólo el rendimiento de la educación formal, sino que además es un factor indispensable para la inserción activa en la sociedad. Borges fue una especie de remoto albacea delegado de Homero, un poeta ciego que prefiguró simbólicamente su extraño oficio y su no menos misterioso destino.Borges también aseguró que un libro dice lo que el lector puede llegar a comprender, descubrir o intuir una y otra vez; cada libro se recrea en cada lector. Los docentes, los padres, la familia, la realidad inmediata de cada uno si se transforman en modelos de lectores positivos, la integración de la comunidad se optimiza. Esto puede iniciarse en las manos de un niño a través de un simple cuento. Escribir un libro es trazar un laberinto de disímiles sensaciones y sentimientos encontrados, conjugados entre lector y escritor, sin esperar la reciprocidad: “¿leerán lo que escribo (o digo)?”, (nos podríamos preguntar pero no debe ser condición excluyente). Esto es casi imposible e irreal. En definitiva, la idea es promover la alfabetización y el pensamiento crítico en esta era digital.¡Brindo a través de este libro para que nos permitamos este gran desafío: procurarnos instantes de reflexión!Cuando se trabaja con las palabras, hay que reconocer que ellas surgen de los escritos, o mejor dicho, de los textos (previamente, internos e íntimos). Y especialmente de aquellos que poseen un espíritu estético con latidos del alma del creador.¿Podríamos imaginar que Mozart haya dicho: “En mi vida no escuché música…?”.