El autor para desarrollar su idea, expresa que lo primero que le nace en forma espontánea es el ejemplo de San José, su vida, su silencio, su recogimiento y sacrificio y es a él que lo relaciona estrechamente con la realidad del trabajo, y fue su ejemplo lo que le inspiró escribir las líneas que presenta, y cita las palabras del P. Eduardo Perez dal Lago, extraídas de su libro “El Camino de la Belleza”. “Verdaderamente , ganó el pan con el sudor de su frente (Gn 3,17). Sin embargo, San José nunca habrá tenido la ilusión por el lucro o vanidad al mostrar la obra de sus manos. La compensación de su esfuerzo no fue el rédito de su salario, ni el aplauso de los demás ante su destreza. Su retribución fue el bienestar de esa esposa suya que no le pertenecía y de ese hijo suyo que no había engendrado. ¡Cómo lo habrá purificado el trabajo sin recompensa humana! ¡Qué difícil habrá sido trabajar en el destierro en Egipto en donde nadie lo conocía, o en ese pueblito en que tendría muy pocos clientes!”.