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Las Aventuras de la Señora Brown y otros relatos
Basí Abel
ISBN: 978-9870287285
EDITORIAL DUNKEN
COLOFÓN: 2016-01-01
184 páginas
Cuento

$4000
u$s40.00
Sinopsis

Las Aventuras de la señora Brown reúne otros 20 relatos en orden de creación.“El Planeo del Águila” revive un percance no difundido en la voz de un acezado piloto de aquellas máquinas.“El espejo vacío” pinta la crueldad de la inconsciente y tan efímera belleza.“Cómo nos cambia la vida” bucea en la eterna lid de las creencias con la carne en torno a una diosa de cobriza cabellera digna de un Jorge Amado.“Las aventuras de la señora Brown” celebra a otra anónima heroína.“Más vale nunca que tarde” desoye el conocido refrán.“Cómo ganar enemigos”, risueña confesión de ingenuidad.“El árbol del reposo”, y “La educación sexual” son lo que son.“Flor de propina”, peripecias del nada descansado turismo.“Cómo deshacerse de la basura”, sonsera agravada por el contexto.“Por este tapado de armiño”, inspirado en “Aldo”, médico y amigote.“¿Y mañana?” refleja un intríngulis cada día más tenso.“Olvido imperdonable” celebra el sex appeal de los pies femeninos.“Ingeniero en lo suyo” pinta la calamidad de la torpeza al mando.“Culpa” busca purgarla, y revivir un tiempo sin par junto a un abuelo genial.“La espera”, otra de mil tragedias ignoradas por la memoria parcial.“Carlitos” revive el cruce del Río de la Plata en brazos de su mamá y en una jornada inolvidable para millones y más para los porteños.“La esperada” rescata relatos de la cuzqueña Orfilia, amiga y habitué en ese sabio y fraternal intercambio de jóvenes.“Las gemelas de Angelmo” evoca un deslumbrado viaje por Chile, y hasta Chiloé, con asiento en Puerto Montt.“La buchona”, pueril travesura virada a aleccionadora contrición.Las Aventuras de la Sra. Brown, toma el título de uno de sus relatos que si no es el principal, el más merecido por su inspiradora.Al meterse con Chesterton el Autor aclara que su interés por don Gilbert Keith data de 1978. Planeando viajar en un atestado Fairlane a Lapataia, al revés de los que huían de los aprestos bélicos, pensó para los tediosos tramos regalarle su biografía de Dickens a su quinceañera Virginia.Pasado el viaje, supérstites de la guerra abortada en el descuento por el cardenal Samoré ya arribando a Río Grande, olvidado de la lectura de su “intelectual” hija, llamó El Paraíso de los Ladrones, a su primer libro, y a los años usó el Brown de su famoso cura para la heroína de esta edición, sin haber leído nada del británico, pecado sólo redimido a posteriori.En aquella era de piedra antes de Google, sólo por azar podría haber sabido de “su” El Paraíso de los Ladrones. En cuanto al patronímico del entrañable padre, el Autor alega que quiso homenajear a su creador, y su soñadora aventurera.





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