Este es mi quinto libro de esta serie desde la Tanatología, el octavo en mi vida…
Desde hace unos meses que falleció, inesperadamente, mi esposo, he ido volcando emociones, experiencias y esa otra cara del duelo de la que poco se habla. 
Reconozco, y en primera persona, que por más que llevo casi 4 décadas hablando de duelos, acompañamientos en final de vida y prevención del suicidio, mi hoy frente al proceso de duelo es distinto.
En estas páginas encontrarán la base de la tanatología y de mi formación, obviamente, pero desde una visión en carne viva, desde esta vivencia que hoy estoy transitando.
Cuando murió Pablo, mi esposo, quedé en una encrucijada, muchas personas, más allá de darme las condolencias esperaron ver cómo reaccionaba… Hubieron frases “especiales”: “… ya que siempre has hablado de duelo a  ver cómo lo llevas adelante…”; o “qué te vamos a decir a vos sobre esto”; no faltó el que antepusiera su dolor al mío, ya que yo era el “experto”…
Es por eso que me impulsé a, en estas  páginas describir, en primera persona lo que se siente… Poner una vez más en manifiesto los “derechos de una persona en duelo”, y por sobre todo continuar con lo que ha sido el hilo conductor en mi vida laboral: VISIBILIZAR LOS PROCESOS DE DUELO DESDE UNA VISIÓN SANA, SIN PATOLOGIZAR.
La muerte y obviamente la vida son caras de la misma moneda, y desde la experiencia, desde la Tanatología, desde este momento, donde mi herida aún está fresca, es que busco poner en palabras todas esas emociones que a veces circunstancias, personas, leyes u otras cosas no dejan ver cuando uno atraviesa un duelo y no permiten que los que nos rodean lo vean, lo entiendan y lo acompañen.