Los trenes siempre han fascinado a los hombres. El recorrido prefijado remite al destino, siempre misterioso. Y el viajar en tren equivale a una metáfora de la vida misma, presente en el lenguaje cotidiano: subirse al tren, marchar sobre rieles, un tren que pasa sólo una vez…Si además ese tren atraviesa un territorio imponente y remoto (la “Tierra del Fuego”), y evoca un antiguo convoy que conducía presos a los bosques, entonces se tienen muchos elementos para contar una historia interesante.Hernán Pablo Gávito (marino mercante, periodista y escritor) narra en este libro el proyecto de construcción del Tren del Fin del Mundo, visitado hoy por turistas de todas las latitudes, e inspirado en aquel tren de los presos. En paralelo, despliega la historia del territorio austral de la Argentina, y ofrece información precisa y atractiva sobre materias tan diversas como los desafíos técnicos de fabricar una locomotora o la cultura de los yámanas, habitantes originarios de la península.Con la precisión del estilo periodístico —pero sin abrumar al lector con datos técnicos—, el libro adquiere un carácter histórico —en el rigor con que expone los hechos del pasado— y también literario. Cuando la escritura va definiendo el motor de todo el proyecto, la obsesión del empresario Antonio Enrique Díaz, el libro toca un tema universal: la capacidad que tenemos los seres humanos de inspirarnos, de soñar y acometer una obra grande, contra la dura resistencia que suele oponer la realidad.El Tren del Fin del Mundo, hito del turismo ferroviario en la Argentina y que goza de pujante actualidad, ha sido sin duda una obra admirable. Se merecía este libro, que el lector disfrutará.Alejandro Tloupakis