ENRIQUE OLIVA: Fue periodista y presidente Honorario del “Instituto de Estudios Estratégicos Malvinas, Patagonia e Islas del Atlántico Sur”. Cubrió desde Londres todo el conflicto bélico acontecido en 1982 para el diario Clarín, bajo el seudónimo Francois Lepot.Leonardo Abrahan no había cumplido 7 años de edad cuando el ideal Malvinas marcó definitivamente su vida y la de toda la familia, con la muerte en servicio durante el conflicto de su hermano y padrino, el subteniente Juan Omar (“Omarcito”) Abrahan, de 21 años. Ambos ya venían sensibilizados por las constantes prédicas de las maestritas criollas que insistían: las Malvinas son argentinas. Esa sangre, familiar y patria, influye hasta hoy en la militancia malvinera, donde el hogar se ha convertido en un fortín, dispuesto a mantener la llama del fuego sagrado que los hace soñar y activar en permanencia por la recuperación de tales territorios pirateados vilmente, como simples sangrientos salteadores de caminos a partir de 1833.La militancia de los Abrahan es permanente y se los ve en cuanto evento o trabajos realizan las distintas agrupaciones de veteranos, familiares e investigadores históricos. Este libro de Leonardo, en su cuarta edición, es uno más de los aportes para divulgar testimonios de la lucha armada, el pensamiento de los que dieron sus vidas, el ejemplo de parientes y amigos de la causa y sus mártires gloriosos, imposibilitados por ahora de ver cubiertos sus restos con la bandera azul y blanca.Leonardo y los suyos tienen varios objetivos bien claros y precisos. En primer lugar, luchar contra un diabólico proceso de desmalvinización de las conciencias argentinas, orquestado desde distintos estratos vinculados al colonialismo. Mientras, sigue pendiente la reparación moral nacional a quienes lo ofrecieron todo.Otro frente de suma importancia es desarmar la maquinaria educacional cipaya que viene trampeando la Gesta de Malvinas como un hecho condenable e irresponsable. Sin ejemplos históricos nobles, como los protagonizados por el pueblo, se borran de la formación de niños y grandes las epopeyas anticolonialistas, tales como la Reconquista de Buenos Aires contra el invasor inglés en 1807; la lucha y victoria alcanzada por el federalismo contra las dos mayores potencias colonialistas del momento (Francia y Gran Bretaña) a mediados del siglo XIX; la pueblada del 17 de octubre de 1945 en apoyo de quien liberó a la Argentina del colonialismo económico y financiero del Reino Unido; la Resistencia Peronista iniciada contra las dictaduras y, por último, la Guerra de Malvinas.Ninguno de estos sentimientos y testimonios históricos perderán presencia activa, mientras se multipliquen militancias como la de Leonardo Abrahan y familia. Todo un ejemplo digno de imitarse.Enrique Oliva