Este libro concebido y dibujado por un niño de diez años, echa a volar para posarse en las riberas en que palpitan los corazones de los niños. ¿Y de los adultos?También de los adultos que no perdieron la capacidad de soñar, de sentir, de llorar y de reír como un niño con los niños, cuando éstos se ponen a enseñarles los caminos olvidados de la emoción y la ternura que sus corazones no supieron conservar.Agosto, 2000Félix de Guarania