“No se llegaba a distinguir la pendiente; tomé la decisión de continuar hacia la izquierda, pues es la que venía llevando antes de la caída.Ahora ya estaba mucho más claro, vi avanzar las nubes mientras descendía y la pendiente iba haciéndose menos escarpada, en ese momento pude ver el cielo entre las nubes que se fueron abriendo un poco, reconocí en el camino las piedras amarillentas con azufre por la que había pasado temprano camino a la cumbre.Me detuve de repente y traté de ubicarme mirando hacia todos lados aprovechando que se había despejado un poco la niebla, cuando repentinamente entreví la tienda a escasos metros, me invadió una sensación de alivio, había regresado al campamento”.En esta obra se describen las sensaciones de los escaladores y expedicionarios involucrados y empecinados en conquistar una cumbre. Anécdotas, momentos risueños, otros dramáticos y tomas de decisiones correctas se mezclan para dar al lector un testimonio de cómo las montañas pueden convertirse en una escuela de honestidad y humildad y que siempre deben respetarse.