Algunas veces la vida, en su fluir constante, nos ofrece esa impensada posibilidad de viaje. Un fugaz recorrido por sus instantes de tiempo en otro espacio, donde ella misma, en espíritu y mente, nos enfrenta al desafío de interpretar otras formas de existencia, otros capitales de cultura.Acaso por eso, la autora de esta obra minuciosa, le dedique su esfuerzo al exclusivo propósito de compartir con los lectores la enriquecedora experiencia de su cosecha. En la justificación del prólogo, ella habla de una caja azul con apuntes, borradores, grabaciones, postales, tarjetas con direcciones, folletos, mapas, libros, revistas y fotografías. La atenta revisión de todo ese material, en sintonía con la finalidad de su propuesta, le ha posibilitado concretar la entrega. Así desde la primera a la última página, sin derroches ni economías. De este modo, el vuelo de su vuelo, generosamente didáctico, sencillamente sensible, despliega en tres etapas, su objetivo más caro que es el de multiplicar en otros, los frutos de su propio aprendizaje.Mientras tanto, China, es una obra laboriosa, digna de un país rebosante de misterio y sabiduría, un lírico canto a su paisaje de ensueño, a sus luchas y leyendas, victorias y derrotas.