Con unas sutiles pinceladas, la autora nos cuenta cómo era la infancia pueblerina hace ochenta años atrás, los pequeños placeres y las grandes penurias de una familia signada por la adversidad. Y luego, el destino, de tal manera tejió sus redes que la llevó a conocer al Padre Huguito, que había desempeñado su tarea pastoral en Rosario de la Frontera, Salta, donde hasta hoy se lo recuerda.Pilar Tirapelli siente, y lo expresa claramente, que estaba predestinada a este amor que duró toda la vida, ya que aún hoy, cuando él hace muchos años partió, sigue vivo en su corazón, a tal punto que generó este relato. Este es un libro de amor.