El libro se ocupa del nacimiento de la imprenta -caracteres fijos, año de 550, caracteres móviles, Phi Seng, 1045, siempre en China- y su difusión o reinvención luego. Trata asimismo de los avances técnicos que pesaron en la historia de los pueblos, en ese supercontinente afroeuroasiático, -campo geográfico mínimo inteligible-, cual reclamara Toybee. Analiza, a su vez, los condicionantes, tanto culturales cuanto geográficos, que han limitado, retardado, o bien facilitado, su proyección y también los agentes de difusión, primordialmente de los hombres de una misma fe. Aduce el autor haber trabajado el tema durante cuatrocientos meses.